El Milagro de la Vida
Sólo entendemos el
“milagro de la vida”
cuando dejamos que
suceda lo inesperado.
Todos los días Dios
nos da, junto con el sol,
un momento en el que
es posible cambiar todo lo que nos hizo “infelices”.
Todos los días
tratamos de fingir que no percibimos ese momento,
que ese momento no
existe,
que hoy es igual que
ayer y será igual que mañana.
Pero quién presta
atención a su día,
descubre el “instante
mágico”,
puede estar escondido
en cualquier parte.
Ese momento existe:
Un momento en el que
toda la fuerza de las estrellas
pasa a través de
nosotros y nos permite hacer milagros.
La “felicidad” es a
veces una bendición,
pero por lo general
es una “conquista”.
El instante mágico
del día nos ayuda a cambiar,
nos hace ir en busca
de nuestros sueños.
Vamos a sufrir, vamos
a tener momentos difíciles,
vamos a afrontar
muchas desilusiones . . .
pero todo es
pasajero, y no deja marcas.
Y en el futuro
podemos mirar hacia atrás con orgullo y fe.
Pobre del que tiene
miedo a correr riesgos.
Porque ese quizás no
se decepcione nunca, ni tenga desilusiones,
no sufra como los que
persiguen un sueño.
Pero al mirar hacia
atrás -porque siempre miramos hacia atrás-
oirá que el corazón
le dice:
¿Qué hiciste con los
milagros que Dios sembró en tus días?
Los enterraste en el
fondo de una cueva porque tenías miedo a perderlos,
entonces es tu
herencia:
La certeza de que has
desperdiciado tu vida.
No dejes pasar las oportunidades, porque es posible que no vuelvan a repetirse. Es mejor arrepentirse de algo que hicimos y no de algo que no hicimos cuando pudimos hacerlo.
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