24 de junio de 2019

Editando textos (no la vida)


Editando textos
(no la vida)


No sé si después de cinco años y medio alguien sigue por ahí pero hace unas semanas que vengo pensando en volver a publicar, así que acá estoy.

¡Hola! 
A todos los que vuelven después de todo este tiempo, a los que nunca se fueron y entraron regularmente al blog para ver si había algo nuevo para leer y a los que acaban de llegar.
Todos son bienvenidos.

Como decía al principio, pasaron más de cinco años y estuve viendo las cosas que escribía, cómo escribía, y debo decir que he sentido mucha vergüenza. Cuando empecé a escribir, la mayoría de las veces no releía los textos antes de publicarlos y tampoco sabía todo lo que tuve la suerte de aprender en estos años de ausencia. 
Ahora, en mi repaso por lo que publiqué, he visto tantos errores (algunas erratas son imperdonables) que me planteé borrar todo y empezar de cero pero medité mucho al respecto y me di cuenta de algo muy importante.

Esos errores también son parte de mí, esa soy yo, con mis fallas, dispuesta a exponerme a su lectura, mostrándome vulnerable, siendo sincera y fiel a mí misma. No puedo borrar lo que fui y tampoco puedo editar mi vida porque cada error me enseñó algo, me hizo entender algo, me hizo crecer. Sencillamente, no puedo hacer borrón y cuenta nueva. 
Aprendí a editar mis textos pero no voy a editar mi vida para que olviden que he cometido errores (incluso, de aquellos que hoy considero imperdonables). Quiero que todos puedan apreciar mi crecimiento, como yo lo he apreciado en estos años. Así que los viejos textos de mi vieja yo se quedan aquí, publicados, para que nadie, ni ustedes ni yo, pueda olvidar que la vida es un continuo aprender y crecer, cambiar y mejorar, siempre siendo fiel a uno mismo.

No voy a borrar nada pero nuevos textos y nuevas versiones de los viejos textos vendrán pronto para que mi crecimiento y mi aprendizaje queden tan expuestos a sus ojos y a su lectura como lo están mis fallas.


¡Gracias y perdón!


Popis

7 de enero de 2014

Saludo

No puedo creer que haya pasado tanto tiempo desde la última publicación, no puedo creer que hace más de tres meses que no escribo nada. La culpable, la inspiración... o la falte de, mejor dicho. No estoy segura de cuando volveré con los relatos o con alguna otra cosa, pero empezó un nuevo año y no podía quedarme sin saludar a mis lectores.

Espero que el 2013 haya terminado con hermosos recuerdos y el 2014 sea una fuente de alegrías, amor, paz y felicidad constante para todos.
El 2013 fue un gran año para mí, muchos cambios, muchas metas conseguidas... en fin, sólo logros obtenidos, es por eso que pido que este nuevo año siga con estos vientos favorables y deseo compartirles un poco de mi felicidad, porque ustedes también son parte de ella.

Para los que están de vacaciones, como yo, disfruten mucho del tiempo libre; para los que no, disfruten mucho del tiempo haciendo lo que eligieron... Simplemente, ¡disfruten!
¡¡¡Les deseo un excelente año lectores!!!
Nos leemos pronto, eso espero...
Miles de besos

Popis

20 de septiembre de 2013

Relato nº 15: "Loco"


Loco

Volverte loco es mi mayor deseo.
Loco hasta el punto en que no puedas reconocerte.
Loco hasta que confundas 
en dónde empiezas tú y en dónde comienzo yo.




El anterior relato me pertenece completamente (propiedad intelectual), 
por lo que su reproducción está prohibida sin mi consentimiento.






29 de agosto de 2013

Relato nº 14: "La vida real"



La vida real

Ella estaba tan concentrada
en sus historias que se olvidaba
de la más importante,
aquella que no podría
repetir jamás...
La vida real.




El anterior relato me pertenece completamente (propiedad intelectual), 
por lo que su reproducción está prohibida sin mi consentimiento.




22 de agosto de 2013

Relato nº 13: "Querer"


Querer

- ¿Lo extrañas?
- Claro que sí.
- Entonces, ¿por qué lo dejaste ir?
- Porque nunca iba a ser lo que yo quería...





El anterior relato me pertenece completamente (propiedad intelectual), 
por lo que su reproducción está prohibida sin mi consentimiento.




9 de agosto de 2013

La rutina ¿mata?

La rutina ¿mata?

Me levanté. Desayuné. Preparé los apuntes de las clases del día. Almorcé. Le dí de comer a mis perras. Y me estaba duchando cuando me puse a pensar en mi rutina diaria. Sabía que al terminar, volvería a repasar mi mochila. Merendaría frente a la computadora y saldría de casa para ir a la facultad. Clases hasta las 22 horas. Llegar a casa. Cenar. Darle de comer a las perras. Estudiar. Dormir. Levantarse, desayunar, apuntes, etc., etc., etc... Siempre es lo mismo. Siempre a las mismas horas. ¿Por qué no estoy cansada?

Seguro que todos escucharon, o leyeron, por lo menos una vez esa frase que dice que "la rutina es mortal". Creo que, sinceramente, eso sólo es posible si uno no dedicaba su vida a algo que le apasionaba. Y, tal vez, es posible ir más allá, ya que uno puede elegir algo que le gusta, con lo que se siente cómodo o simplemente que hace bien, y no por eso considerar que la rutina puede matarlos.

La clave, a mi parecer, se encuentra en que debemos vivir el hoy con la inocencia que nos permite sorprendernos ante las cosas nuevas; despertarse todos los días sabiendo que es un milagro y una alegría tener un día más para compartir con las personas que queremos haciendo algo que elegimos, sea cual sea el motivo que nos llevo a decidirnos por esa opción y no por otra, porque tenemos la oportunidad; simplemente por eso.

No cerrar los ojos ante las pequeñas cosas; observar todo detalladamente para ver si al día siguiente será igual o ha cambiado; dejarnos maravillar por el brillo del sol, que no es el mismo de ayer ni será el mismo de mañana; admirar el vuelo de un pájaro para sentirnos libres, libres en el espíritu, porque hacemos lo que quisimos hacer siempre, aquello que hemos soñado, o porque estamos haciendo aquello que nos acerca cada vez más a nuestro sueño.

¿Alguna vez se cruzaron por la calle con un niño pequeño y este, simplemente, como si nada, sonrío? Se preguntaron ¿por qué? ¿Sonrieron también? Yo veo el porqué en esa inocencia que no ha perdido todavía, y no podemos evitar devolverle la sonrisa porque, ese pequeño que vimos por primera y - seguramente - última vez, nos da esperanza; esperanza ante la vida diaria que se vuelve rutina y que creemos que nos está consumiendo lentamente. 

Sí, estoy segura de que es solo una creencia. Para mí, la verdadera causa de esa muerte lenta es la costumbre, que no es lo mismo. La rutina es un programa, una organización del día, que hacemos costumbre; pero no toda costumbre es rutina. Y el problema es que nos acostumbramos a ver la rutina como algo obligatorio, cuando en realidad no lo es. Podemos modificarla, agregar o quitar cosas, variarla por muchas razones. Pero también podemos dejar momentos al azar, momentos en que no estemos completamente pendientes de los horarios, momentos en que nos podemos dejar sorprender por la vida.

¿Mi propuesta? Cuando se levanten mañana no piensen en lo que deben hacer, piensen en que momentos se van a dejar llevar por la inocencia que nunca se pierde. Cuando vayan por la calle y vean a un niño, mírenlo a los ojos, él les dará la sonrisa que necesitan para continuar con su día; pero no se olviden de devolvérsela, él también tiene que saber que no se debe perder la esperanza cuando se vea envuelto en la rutina. Cuando salgan de sus casas, o por una ventana, miren el sol, o mejor cierren los ojos, y dejen que la tibieza de sus rayos le llegue al alma. Pero no cierren los ojos ante la alegría que supone el nuevo día. 

Creyentes o no, nadie sabe cuando verá el sol, la sonrisa de un niño o el vuelo de un pájaro por última vez. La clave, la verdadera clave, está en saber disfrutar de todo al máximo posible mientras se pueda; porque el único milagro que todos compartimos es el de estar vivos, y el que no disfruta del milagro de vivir, aunque su corazón lata, ya esta muerto.



31 de julio de 2013

Relato nº 12: "Mariposas"



Mariposas

A pesar de los años,
tus recuerdos todavía
provocaban mariposas
en mi panza...
Y en un instante,
sin saber por qué,
el destino cruzó
nuevamente
nuestras miradas.
Bastó sólo eso
para que el recuerdo
se volviera presente
y las mariposas volvieran
para quedarse,
indefinidamente.




El anterior relato me pertenece completamente (propiedad intelectual), 
por lo que su reproducción está prohibida sin mi consentimiento.